(A Marta)
12 de Mayo de 1975. Tenía quince años y vivía en Aaiún. Ese día llegó a la ciudad la Misión Visitadora de Naciones Unidas. La integraban Marta Jiménez –Cuba-, Simeón Ake –Costa de Marfil-, y Manoucher Pishva –Irán-. Su cometido, informarse de la situación sobre el terreno y de la posición de las Partes afectadas, para proponer las líneas de descolonización del Sáhara. En mi pequeño Diario reflejé esa fecha: “A las 11, y después del examen de griego, nos han dado fiesta. Rufino, Eladio, Vidal y yo subimos al aeropuerto. A la altura del polideportivo vemos una multitud de saharauis formada por unos trescientos. Al llegar a la puerta del aeropuerto nos esperamos allí unos 10 minutos y un policía nos dijo que nos marchásemos de allí. Al regresar, pude leer una de las tantas pancartas que ostentaban. Una de ellas decía: “ONU: El pueblo saharaui rechaza toda pretensión anexionista”. En realidad los enviados de las Naciones Unidas llegaron a las tres y media. En el Instituto había una gran fortaleza de policías. A las 6, una cantidad grande de policías han rodeado Colominas y ahora me entero de que un destacamento de soldados se va a Casas de Piedra, donde hay una revolución. ¡Este asunto se está poniendo en toda su máxima emoción!”
Efectivamente esa tarde anduve correteando al paso de aquella señora, Marta, y de los dos varones. Nunca antes había sido tan elocuente la voluntad de los saharauis, era tanta la gente, sus gritos, sus pancartas…
Cuatro días después, sin darnos razón concreta, terminaba el curso en el Instituto. Una conmoción. Comenzaba la operación “Golondrina”, el desalojo de la población civil del Sáhara.
1997. Presentamos en Alicante la biografía del mártir Luali, escrita junto a dos compañeros saharauis. Y decimos: “Luali ha propuesto que, puesto que la organización política, secreta hasta entonces en todo el territorio, se ha consolidado y fortalecido, se aproveche la valiosa oportunidad para mostrarla al mundo y evidenciar que está suficientemente maduro un Estado saharaui fuera de la tutela del colonialismo español.
La Misión es recibida por gigantescas manifestaciones en apoyo del Frente POLISARIO, de la independencia total y en rechazo, tanto de la presencia española, como de las reivindicaciones de Marruecos y Mauritania. Lo mismo ocurrirá en las jornadas siguientes en su gira por las restantes ciudades saharauis: Daora, Bu Craa, Tifariti, Guelta, Aargub y La Güera. Las autoridades españolas, la propia Misión y aun la comunidad internacional, quedan perplejos al comprobar que es la organización política del Frente quien organiza y dirige las manifestaciones y los encuentros; no se ve otra cosa que las banderas y los eslóganes del POLISARIO.
La policía y el ejército español quedan atónitos ante el poder de convocatoria de esa organización política. El colonialismo español comprenderá, entonces, que su presencia en el Sáhara ya no tiene cabida y que no le resta otra solución que retirarse.
El Uali se entrevista con los emisarios onusinos en Tinduf, en el hotel donde éstos se hospedan, el hotel Muggar, y despacha con ellos durante cinco horas. A pesar de que en un principio se duda de la imparcialidad de Simeón Ake, la opinión de la Misión será unánime, no sólo por cuanto comprueba en su visita a los campos de refugiados sino, principalmente, por esas horas de discusión.”
Nunca había olvidado a Marta Jiménez, así que la invitamos a la presentación del libro. En su intervención se sienta junto al hermano de Luali, Bachir Mustafa Sayed, Ministro de Exteriores del POLISARIO. Marta recuerda su encuentro con Luali, su arrolladora personalidad, su franqueza y su nacionalismo. Y evocando su viaje al Sáhara, de pronto se aproxima a la esquina de la sala, y siendo ayudada a trasladar hasta el centro de la tarima una enorme caja de cartón, nos revela: “En nuestra visita a Aaiún tuve la precaución de retrasarme y solicitar a las gentes que me entregaran algunas pancartas. Las he conservado durante más de veinte años en mi casa con todo el cariño que he sido capaz. Pero ha llegado el momento de entregarlas, y así lo hago a Bachir, para que sean conservadas en el Museo de su país, que algún día será libre”. Marta es ayudada a desplegarlas. Luego se funde en un largo abrazo con Bachir.
Y aquel adulto en que me había transformado no reprimió una lágrima al revivir que, cuando uno era aún un muchacho feliz, había leído aquellas mismas pancartas que entonces nacían al Mundo…
Me llamo Felipe Briones. Mi familia vivió desde 1960 a 1975 en Aaiun. Pertenezco a la Asociación Internacional de Juristas por el Sáhara Occidental (IAJUWS).